Si un día
no tienes ganas de hablar,
el
silencio puedo compartir.
Cuando
las nubes tapen el Sol,
tengo
acuarela: habrá color.
Si en
tus planes no me quieres ver,
y en
tu cama quieres recaer,
yo te
ofrezco poder entender,
Pues
ya sé cuánto duele el ayer.
Si tus
lágrimas han de encharcar
las
almohadas de tu habitación,
bajo
el Sol las podemos secar,
convertir
el dolor en canción.
Poco a
poco podrás caminar,
de esa
cama te levantarás,
y así
te tardes en regresar,
hallaremos
la forma, verás.
Mi
paciencia será para ti,
mi hombro
diario te puedo ofrecer,
mis
manos tiemblan al verte así,
para
sanarte sé que han de ser.
Un
segundo puede destruir,
el
instante que no va a existir,
sin aviso
dejar de reír,
se
forja la ausencia de vivir.
Qué
profundo es que puedo sentir,
los
recuerdos de mi cajita,
pensar
que tal vez te podrías ir,
no
tener más, María bonita.
Qué
difícil poder separar,
ser
médico y también tú hermana,
cómo
duele poder soportar,
buscar
ciencia y arte en quien se ama.
Tu
corazón no late muy bien,
el
pronóstico no puede ser,
¿Por
qué? No quiero. ¿Qué puedo hacer?
Hoy prefiero
ver todo con fe.
¡Qué
monserga! ¿Saber o creer?
Sería
más fácil no saberlo.
¿Saber
que no vas a volver,
o
creer que vas a hacerlo?
Entre
tanto dolor, aquí estás,
y aunque
del alma a veces llores,
Poco a
poco, María, verás:
de lágrimas nacerán flores.
de lágrimas nacerán flores.