diciembre 28, 2010

Vestimenta y verbo

Había una vez un gordito, Gibrán, reprimido toda su infancia y adolescencia por el bulling social. Él moría por Laura Clara, la niña más bonita de todas. No había desplante que ella no le hiciera, ni que él no soportara. Era tan bonita que valía la pena su atención pese a cualquier penosa circunstancia.
El tiempo pasó, como siempre, y cuando Gibrán cumplió los 20 años ya había perdido peso, se había ejercitado. Ahora era un muchacho atractivo, con los mismos sentimientos inocentes y tímidos que aquel gordito de antaño. Conoció a una señorita, atractiva también, llamada Eugenia. Ellos se enamoraron, se gustaron de inmediato. Eugenia era una mujer buena que había sufrido durante la infancia por situaciones semejantes y tenía también sentimientos muy transparentes. Lo amaba, lo adoraba. Y él a ella. Pareciera como si siempre hubieran estado destinados a ser. Hablaron de su amor, fueron a parques, a ferias, al cine, hablaron de boda, de hijos. Construyeron su vida en fantasías en poco tiempo.
Llevaban ya un año cuando todo se desplomó.
Laura Clara, que volvía a la ciudad después de haber cursado los primeros años de la Universidad en Francia, apareció de nuevo en la vida de Gibrán. Gibrán había olvidado lo bonita que era; ¡no había en el mundo mujer más linda! Laura Clara, olvidando lo cruel y hostil que había sido con el antes gordito, gustó de él al momento en que lo vio. Aún sabiendo de la existencia de Eugenia, usó todo tipo de artimaña, vestimenta y verbo para conquistarlo.
El ahora atractivo Gibrán no pudo evitar remover aquellos sentimientos que siempre había tenido por Laura Clara. Olvidó los desplantes, el bulling, las burlas y humillaciones que siempre lo habían hecho inseguro. Esto a Laura Clara no le importaba, ella sólo pensaba en lo bien que ambos combinarían físicamente.
Eugenia empezaba a sospechar. Gibrán le había hablado de Laura Clara durante sus primeros meses, habiéndole dicho que aunque ella volviera, nunca la dejaría. Él ya había decidido con quién quería pasar el resto de sus días.
Qué poca memoria, Gibrán.
Era 26 de febrero cuando sentados en una banca del parque México en la colonia Condesa, Gibrán le dijo a Eugenia que no podía seguir con ella. Laura Clara siempre había tenido ese no se qué que le volvía loco. Eugenia soltó a llorar. Siempre lo vio venir, pero tenía esperanza en que el amor habría bastado para dejar el pasado atrás. "Veámoslo así: todo fue verdadero mientras duró", él le consoló.
Laura Clara acechaba desde atrás de un árbol, sonreía de oreja a oreja. Observó cómo a lo lejos Gibrán se levantó, rozó con sus labios la mejilla de Eugenia y lentamente se alejó.
Habiendo pasado unos segundos, Laura Clara corrió, gritó su nombre, él volteó y ella se le echó encima. Él la cargó. Ella lo besó. Lo besó con todas sus ganas. Eugenia vio todo.
Gibrán, apenado, le devolvió una mirada, murmurando "lo siento" a labio mudo. La nueva pareja siguió su rumbo tomada de las manos. Laura Clara volteó de reojo hacia Eugenia, ahora sentada en solitario en la banca, y le lanzó una sonrisa pícara.
"Adiós mi gordito, que seas muy feliz".



Fotografía: Teclear "banca en el parque" en Google.

Tu ombligo

Me haces vibrar, estremecer; siento escalofríos, electricidad, como si el viento me abordara por los oídos recorriendo cada parte, encendiendo cada rincón, para después abandonarme por el ombligo, tu ombligo, el que he decidido entregarte, que sea tuyo, como mi pelo, como mis ganas, como la carne de mis muslos y los ángulos de mis ojos. Siendo uno, amor; dos, pero en uno, amor. Siempre.


Foto: teclear "ombligo" en Google.

noviembre 03, 2010

Locamente perdimos

¡Oh! Palabras mías, escritura mía y de nadie más...siempre supe que volverías a mí. Empero, me entristece saber que sólo acudo a ti cuando estoy inmersa en emociones fuertes, cuando siento que el corazón me abofetea y me recuerda que mi alma, siempre atrapada, necesita un respiro; cuando mi corazón grita que beber agua puerca le hace mal.
Me he extrañado mucho, de hecho, creo que jamás extrañé tanto a alguien. Y es que me ha costado trabajo empezar de nuevo, me ha costado lágrimas y dudas remover el estiércol del camino y podar el pasto más allá del horizonte para poder recrear mi camino, visualizar mis metas. Es cierto que nunca debo entregarle todo a alguien.
Por fin comprendí que es quizá el primer amor, el más fuerte de todos, ese amor terco y tóxico, el que sólo pretende venir a incendiar todo a su paso. Ese amor pasional, que te mata y levanta una y otra vez, que te azota de arriba a abajo, ese amor, el más real, el más fuerte, ese es el que pretende venir a robarte todo y quizá por ello, aunque el corazón se retuerza, lo mejor resulta dejarlo pasar. Lo mejor es dejar que se quede con ese trozo de alma que tanto quiere, dejar que te vacíe de emociones para después, lejos, volverte a llenar y estés dispuesta (o) a re-empezar, a re-inventarte. 
Es cierto que nadie acelera mi pulso como tú, es cierto que siempre quise estar a tu lado, es cierto que nunca sentí algo así por alguien, es cierto que me vaciaste el alma de palabras, que me robaste mi silencio eufónico por una eternidad anémica, pero es más cierto aún que jamás me perdí así por querer darlo todo. Jamás mi abdomen se contrajo tanto con un llanto, jamás mis lágrimas fueron tan saladas.
Tras el arduo análisis de mi alrededor que, sí, siempre hago, me he podido dar cuenta de que ese amor es inmaduro, el que no obedece reglas y hace berrinche, el amor que sólo piensa en sí mismo, el amor egoísta, el malo de la historia.
He decidido vivir un amor maduro, un amor lleno de empatía, un amor íntegro y con moral, un amor que no sólo se preocupe y aferre a abarcarlo todo, sino que también haga renuncias para mantenerse. Así la tripa no se tuerce.
Quizás es el amor maduro quien acepta la renuncia al amor inmaduro, al pasional; es el amor maduro quien firma el contrato en donde acepta que quizá lo bueno no sea siempre lo mejor.
¡No hay necesidad de lluvia en la almohada! Mejor que no existan almohadas y que el campo para el sexo se amplíe. Mejor tirar las cenizas del cenicero, mejor tirar esos chocolates que llevan años en la alacena pero que jamás habrás de comer, mejor tirar aquellos pantalones ajustados, mejor lavar el coche en un día soleado, mejor no talar un árbol que da frutos, mejor no volver a escuchar esa canción que ocasiona que el mundo entero tiemble, retiemble, se rompa, suba y baje, mejor dejar el tabaco, porque aunque se sienta bien, te mata por dentro.

Quiero empezar de nuevo, de nuevo. Darle otro intento al amor, pero no a ese amor, sino al amor maduro, al amor del que quiero preocuparme y que se preocupe por mí. Al amor que tiene voz de niño, al amor inocente y cálido por las noches. Al amor altruista. Al amor del cual pueda alejarme noches enteras sin tener necesidad de buscarle, porque sé que está ahí. Al amor que he visto en personas mayores; al amor que quizá acepten tomar las víctimas del amor pasional para vendarse las heridas, porque en este amor quedamos atrapados los que supimos amar locamente, y locamente perdimos.
Ya no tengo ganas de perder los estribos por amor, pero por ese amor de antes, ¿entienden?
Quiero amarme más a mí y a mis sueños, amar que mi amado se ame a sí mismo y a sus sueños, que sea un hombre que entienda que entregarlo todo por amor es suicidio y que por tanto ver que aquellas cascadas de lágrimas pueden dar orígen a un arcoiris si tan sólo reciben un poquito de sol.
Porque al final quizás todos terminamos en un amor maduro, porque el primer amor, el verdadero, pasional e inmaduro, el más extasiante, sofocante, saturante, hace añicos y envenena. Quien quiera seguir adelante necesita quitarse los lazos y arrancar con fuerza la cuerda espinada que envuelve a nuestra alma, a nuestro espíritu, a nuestro corazón, aunque se lleve mucha parte de él con ella.
Porque he entendido que por eso hay tanta duda con respecto al amor...porque hay dos manifestaciones del amor: la inmadura, a la que nada le importa y todo revuelca, y la madura, más sutil: el refugio de quien sabe amar pero ya no quiere hacerlo, ¿saben de qué forma?
¡Ja! Sabía que jamás habría de tocar este tema, es peligroso meterse con el amor. Y es que al fin y al cabo, el amor maduro, ¿es amor?

Imagen de google, teclear "espinas".

julio 13, 2010

Amigo mío:

Digamos que el tiempo empezó a hacer "limpieza de clóset" en mi vida, y una de las cosas más tristes fue empezar a vivirla sin que estuvieras presente...
JAMÁS dije que nunca has hecho esas cosas por mí, pues en general siempre eres tú el que viene a verme.
Supuse caminos separados porque escribiste "time changes everything", y pues es verdad, cambia todo y nos cambia a todos.
No estoy echando nada a la basura, estoy en proceso de "reencontrar a mis verdad amigos", y en efecto, haberte buscado fue querer encontrarte. Tarde o temprano alguien tenía que hablar, pero tu mensaje no fue la respuesta que esperé al preguntarte cuándo nos vemos, porque no era broma.
En serio, una disculpa por no haberte buscado, pero te diste por vencido con invitarme a 2 partidos en un mes? no sé... dos partidos que no conviví contigo y en donde "mejor Adriana que odia el mundial y vive HASTA la Condesa vino" ya me hacen tan mala persona?
Y aclaro, no estoy FELIZ ni REALIZADA, simplemente ME SIENTO BIEN con lo que he podido hacer de un mes para acá. Y sí, afortunadamente soy una persona que conoce el perdón y sabe humillarse para pedirlo, porque una persona que no pide perdón no puede ser perdonada. Así que SÍ VENGO A PEDIR PERDÓN. Y no se trata de oops...,cuándo en mi vida he sido una persona de "oops"?

Mi cambio es Dios, un cambio radical que consiste en de pronto estar metida en muchas de las cosas que no entendía y criticaba, porque me he dado cuenta que no se trata de entenderlas, sino de fe. La fe funciona para todos, pero lo que yo he podido encontrar este tiempo que he ido a la congregación con mi mamá y que he estado con mi nueva familia, ha podido llenar esos vacíos en donde de pronto siento que es el mundo contra mí. Porque en mis debilidades tampoco me llegué a sentir tan fuerte nunca. Porque esta es la única sed benévola que me sacia y me nace una y otra vez.
Estuve cansada de que el mundo siempre me pisoteara y me viera por debajo: que porque para muchos siempre fui la ñoña gorda, la ñoña caprichosa y mamona, que sin alcohol no podía ser nadie, que las drogas no hacen daño y que podía estar de tapete siempre para el que tuviera ganas de limpiarse los zapatos, que porque un diez era de tetos y que porque no estuve en área 2 y ni siquiera pude con eso jamás sería buen médico! que porque no tengo el mejor cuerpo no soy digna de un gran hombre, que porque me preocupé por mi examen de curso y no fui al cumpleaños de mi amiga ya soy la peor de las amigas; ya tuve tiempo de perder la integridad y querer, como ya te había contado, con todo hombre que se me pusiera enfrente, (porque tristemente tuve ese ejemplo por mucho tiempo) y no!
El mundo no tiene autoridad para destruirme y ya no puedo ir al infierno porque ya fui, regresé y sus puertas están cerradas para mí. ¡Soy salva! Virgen y santa, cuéstele a quien le cueste.
Todo este tiempo de cambios me he querido superar como persona y he querido echarle ganas a mis cosas para demostrarme, A MÍ MISMA (porque por fin comprobé que no era tiempo de demostrárselo a nadie más) que sí puedo y porque en este cambio me he encontrado con personas que jamás me pisotean y al contrario, siempre están al pendiente. ACLARO que no eres de las personas que siempre me destruyen, y aunque a veces hagas comentarios mierderos yo te quiero, te quise y siempre te voy a querer porque al ser como mi hermano estoy dispuesta a perdonarte todo, así como hizo Jesús.

No va a pasar nada si estás dispuesto a perdonarme y dejar de pelear. si estás dispuesto a aceptar el por qué de mi ausencia aunque no llegues a entenderlo, si estás dispuesto a aceptar mi forma de pensar y no atacarla. Si estás dispuesto a actuar como adulto ante el problema y verlo con madurez:
Esto es sólo un pleito estúpido, ningún pleito estúpido es y será jamás más fuerte que nuestra amistad.

junio 14, 2010

Dos metros de tierra

Fue duro llorarte hoy, porque jamás te lloré tanto. No fue mi intención hablar sobre la tierra y tú yaciendo abajo. ¿Qué me hizo pensar que escucharías mi voz, que escucharía la tuya?
Te extraño más que nunca porque esta vez jamás has de volver, porque me entristece saber que lo único que queda es cambiar tus flores secas y llorar sobre estos dos metros de tierra que para siempre han de doler.



Imagen: Teclear "Flores en tumba" en Google.

junio 09, 2010

Dormiré con ganas

Hoy dormiré con ganas de comerte a besos. Con ganas de recorrer tu pecho y de navegar por cada uno de los lunares tuyos.
Dormiré con ganas de rozar aquella cicatriz que cruza tu frente y con ganas de besar tu nariz chata.
Dormiré con ganas de abrazarte fuerte, como una niña asustada que busca refugiarse del mundo.
Dormiré con ganas de respirar en tu oído y poder ver cómo tu piel de pronto se asusta, ¡cómo le teme tu piel a mi aliento... y cómo le gusta!
Dormiré con ganas de comerte a besos, de decirte "¡novio te quiero!"
Dormiré con ganas de un reencuentro, de decirte "¡Cuánto te extraño!"
Dormiré con ganas porque quizás hoy empañemos los cristales del auto.
Dormiré con ganas porque aún queda un espacio en donde el tiempo no nos toca: entre mi cabeza y el colchón.




Foto de google

mayo 10, 2010

Mis curvas sean siempre tus curvas y mi carne como tu carne. Mi sangre tu sangre.
Mi corazón sea siempre tambor de acelerada percusión bajo el suave golpeteo que viene de ti.
Mis ojos sean siempre el reflejo de tu imagen y mis labios siempre tuyos, aunque sin ti.
Porque soy tu eco. Porque los dedos de mis pies son tuyos, y porque te pertenezco toda. Mi meñique y muñeca, mi bazo y mi brazo. Mi mano y mis años. Mi ombligo.
Que mi vientre se alborote siempre con el simple roce de tu nombre al oído.
Mis cabellos sean tuyos y también mi pasión. También mi admiración.
Mi todo sea todo tuyo.
Mis equinoccios y solsticios, mis eclipses. Mis años nuevos y pascuas. Mis ganas y mi fe.
Que tú y yo seamos siempre festejo y tristeza.
Que la fiesta al verte continúe una y mil veces.
Que mis lágrimas caigan sólo por ti, sin tapujos, desnudas.
Mi canto y poesía sean tuyos, mis palabras, mi pluma y papel.
Mis pasos sean los tuyos, que seamos paralelos, intersecciones imaginarias.
Y mis pechos permanezcan siempre bajo tus manos. A salvo.
Que seamos desvelo. Uno y no dos.
Que con sexo o sin sexo seamos clímax siempre.
No hay desenlace, no hay final.
Mi cuerpo entero sea siempre tuyo, para ti, de mi.
Que te cautive siempre. Que al exhalar me inhales.
Que me observes, contemples y admires para siempre.
Que te encuentren en mi mirar.
Que siempre estés sin estar.
Mis emociones sean tuyas; mis pensamientos también.
Que nuestro ayer sea nuestro mañana, el vistazo al futuro,
hoy y para siempre.


Imagen en www.freeglitters.com

mayo 02, 2010

Epístola al pie del peor cumpleaños: 2008.

He intentado quedarme al margen de lo que ha sucedido, pero esta vez es irremediablemente imposible.No sé si tú no observas la situación a fondo porque en los últimos años te has visto necesitada de cariño y amor masculino; supongo que te has sentido sola y otras cosas...y dicha necesidad de pronto te devora el alma y te vuelve ciega. Ingenuamente te dejas llevar por impulsos que quizá en el momento son elocuentes y resulten un perfecto escape de la realidad, escape a estar sola...pero podría decir de facto que al final, tu nube dará por condensarse. Será entonces cuando caigas a la tierra, y te vas a meter un madrazo que por ahora me reservo y no me atrevo a adjetivar.
No siento que estés cegada por amor, siento que estás cegada por necesidad. Y es que...tú no te detienes a pensarlo.
¿Te hace bien escuchar tantas nimiedades por segundo, fanfarronerías? ¿Te hace bien un hombre que podrá parecer bueno, pero que de pronto se pone loco y mienta madres? ¿Te hace bien un hombre vulgar? ¿Te hace bien un hombre que a sus treinta y tantos se refugia en su Biblia para disfrazar sus malos actos? ¿Te hace bien un hombre que no vio ni ve por SU PROPIA hija? ¿Te hace bien no poder hacer lo que quieres y siempre ser tú la que cede? ¿Te gusta manejar a las 12:00AM, en esta ciudad, para darle ride a un hombre...cuando eres tú la que termina volviendo en taxi de madrugada?
En serio, ¿No te asusta? ¿Te parece bien que se burle, sea despectivo, lastime a la gente que no piensa como él? Si a los pocos meses de conocerse es capaz de dominarte tanto, capaz de gritarte, burlarse, insultarte y ser tan prepotente, ¿Cómo será más adelante? ¿No has pensado que podría llegar a pegarte, pegarme a mí? ¿Violarte, violarme, violarnos a todas?
Por favor quiero que pienses en los beneficios que has obtenido estando a su lado, ¿son suficientes?
¿Te gusta disfrazar tu vida, ponerla de lado por esta vida nueva, y renunciar a todo sólo para quedar bien y sentirte correspondida? Dime, ¿aún te queda un poco de orgullo y dignidad?
Tú misma caes en los errores de los que me has advertido a través de estos años...y en serio no puedo creer que una mujer como tú, que ha salido adelante desde cero, que creció, que ha estado toda su pinche vida partiéndose el lomo, las piernas, los muslos, termine encaminada hacia la cueva del lobo, a darle todo a alguien que no supo luchar. ¡Por favor! El tipo ha de estar fascinado, hasta bien vestido y equipado ha venido a terminar.
Estás metiendo una escoria a tu vida, y esa elección termina permeando en la mía...y creo que NUNCA tuve tanto miedo de estar donde estoy.
Y a parte no entiendo cómo después de tantos errores de los que sales adelante, de los que dices aprender, terminas cayendo en peores.
No creo que esté bien que te vendas a tal grado de perderte tú, de vivir la vida de alguien más e insistir incansablemente en atar a alguien a tu lado, a tal punto de regalarle tu propia alma y tu propio esfuerzo, y tus logros. Que abras las puertas de tu vida tan fácilmente, que todo lo hagas tan accesible.
Perdón, no me parece que el amor funcione así. No creo que tu vida sea trascendente haciendo lo que haces.
Vuelves a ser camaleón...primero M., con las motos, los aviones y lo extremo...ahí estás fascinada...¡ah! Pero terminas embarazada y pierdes a tú bebé porque te deja a los tres días de enterarse. Luego F., te vuelves amante de la cocina...de pronto mira, se va del país. Llega C. y contigo el afán de vivir la juventud, la vida loca, de pretender tener 30, andar a mil, de pagarle viajes y mira: terminó considerándote loca y a mí me hiciste daño, quizá el peor...ya que hasta llegaste a insinuarme que por ser jóven yo quise con él. Llegó J. y el físico se convierte en tu prioridad, te obsesionas con el ejercicio y las dietas, esquiar te encanta como nunca. Y bueno, al final, ¿creo que terminó siendo gay?
A E. le hiciste préstamos, nunca te pagó. V. se fue del país y se casó sin avisarte.
Llega este hombre, que dice ser cristiano (muy cristiano me imagino, sobre todo por su forma de hablar y hablarle a los demás) y vas a misa o lo que sea sin falta todos los domingos, y ahora también los miércoles, renunciaste a tu vida, a tus amigos, a tu Momma, a tú espíritu jóven, a las motos, la dieta, el teléfono. ¡Le prohibió a tus amigos que te buscaran! No puedes ni hablar de tus gustos, tus viajes. Ahora resulta que te encanta la trova, y de repente te encanta entonar canciones hasta que nace el alba. Lees la Biblia en tus tiempos libres, todo es acerca de Dios y resulta que ahora el dinero ya no importa, ni los lujos, ni nada, cuando tú misma me afirmaste un día que sin eso no había nada seguro, y que no se podía vivir de los sueños. ¿Recuerdas cuando mataste mi parte idealista? Que porque él era feo no iba a funcionar, y que por lo que estudiaba no iba a vivir de nada...?
Entonces yo ya no he entendido, llego a un punto en el que me pregunto, y te pregunto: ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? Por hacer todo lo que los demás quieren y por complacerlos has perdido todo. Tienes que dejar de ser mártir, dejar de doblegarte ante todos y todo. Necesitas ser fuerte, libre, ponerte límites tú, no que te los pongan.
Llega el momento de decirte lo más ____, llámalo como sea, como quieras. Ya no quiero vivir contigo, ahora que cumplo mis 18 y puedo vivir independientemente de lo que me hace daño, ahora que no estaré atada a nada, voy a empezar a hacer planes; quiero vivir mi propia vida, ya no quiero cargar con la tuya; quiero alejarme de lo que por tantos años me ha robado mil y un sonrisas, y no porque yo lo quisiera. No quiero crecer con este ejemplo. No quiero seguirlo.
Estoy investigando de España, he platicado con mi padre y M. y me apoyan en lo que decida; me han ofrecido irme a vivir con ellos. No quiero ser como tú eres.
Muchas veces me he enorgullecido de tí, te agradezo infinitamente por todo lo que has hecho estos años. Agradezco el gas, el teléfono, la luz, la comida, la ropa, los lujos, eso que tanto me echas en cara siempre. Sin embargo, agradecería más que te dieras respeto. En este caso estoy dispuesta a renunciar a toda posible comodidad a cambio de tener una vida tranquila, a cambio de vivir en paz, en paz de saber que no cualquier loco puede entrar a mi vida.
Te dejo con tus propios pensamientos, como siempre has dicho y preferido. Nada es seguro aún.
Deseo en lo más profundo poder crecer en la vida e irme lejos...quizá algún día te extrañe y regrese a ver cómo estás...ver si ya has decidido lo que quieres de tú vida, pero no quiero seguir tus pasos. Doy lo que sea por salvarme.
Te quiero, y espero que no sigas así porque vas a terminar siendo la persona en la que temes convertirte.
Por último, ¿Sabes por qué pasó ésto?
Porque todo lo diste tú...y ellos no dieron nada por ti.

K.

Fotografías: teclear "abuso" en Google.

abril 09, 2010

12 junio, 2009.

Hoy dormí al amanecer. Acompañé a la luna en su viaje meridional, y dormí al salir el sol.

marzo 29, 2010

Cumpleaños 66

Nada como el cumpleaños #66 de un ser querido, mi abuela. Saliendo de la universidad el viernes, recogí a mi tía y a mis primas. La familia se reuniría en Lerma. Yo llevé un pay de limón.
En un espacio pequeño, la familia no tardó en llenar la sala de la abuela. Ese día partimos el pay. Mis tres primas querían dormir conmigo y al proponer que yo armaría una cama en el piso, a las tres les importó poco el poco espacio e incomodidad, decidiendo todas quién dormiría conmigo y en qué noche. La de seis años fue atacada inmediatamente por la de nueve y la de once, ¿qué les hará pensar que por ser más grandes tienen más derechos? Sin embargo, sólo la de seis durmió conmigo la primera noche. Creo que jamás en mi vida había dormido tan incómoda, pero lo peor de todo fue conocer al amor de mi vida en un sueño y tener que despertarme.
Por la mañana, la mayoría comió pechugas de pollo empanizadas. Yo, tras habitualmente vivir con el propósito de no volver a comer carne de ningún tipo, desayuné quesadillas. Ese día tomé por primera vez en mi vida un arma. Una pistola 9mm que le pertenece a mi tío. La compró en el mercado negro, y la tiene "por si a caso". Me enseñaron a cargarla y dispararla.
Al mediodía, la familia entera fuimos al tianguis a comprar todo para la comida. Éramos mi abuela y mi abuelo, mi tía Laura y mi tío Alfredo con sus hijos Erik, Yayo y Lorena, mi tía Cristina y sus hijas Michelle y Nicole, mi tío Daniel con su esposa Xochitl y sus hijos Daniel y Diana y yo. Mi madre no fue al festejo.
Éramos una pandilla de 15 caminando bajo el sol por el tianguis. Me impresiona lo unidos que somos. Todos pertenecemos a distintas clases sociales, hablamos distinto y nos la vivimos peleando pero sin duda somos una familia única en donde cualquier individuo estaría dispuesto a defender al otro sin pensarlo. Mi abuelo me compró un mango con chile de quince pesos.
Ellos comieron pollo con mole y consomé; yo, ensalada de jitomate, lechuga y aguacate, arroz y nopales. Quiero aclarar que eso de no comer carne es un sacrificio grande, pero comerla sería conformarme con un pensamiento de "fabrico animales para matarlos y después comérmelos".
Yo decidí invitarle el postre a todos. Mi familia siempre anda escasa de dinero así que los primos me acompañaron al cajero en el centro del pueblo y después a La Michoacana para comprarle una paleta de hielo a cada quien. Dos de ellos, mi abuelo y Danielito, optaron por un helado doble en cono. Gasté $150, más vernos a todos sonriendo, chocando paletas y disfrutando cada quien un sabor diferente fuera de la casa de mi abuela, recargados en el Cavalier azul modelo 99 de mi abuelo, muy a la mastercard, no tuvo precio.
De ahí nos fuimos al parque y después de muchos años (en verdad muchos) de no tocar un balón, armamos equipos y jugamos fútbol. Todos parecíamos expertos en la materia. Nunca antes había jugado una cascarita familiar y sin duda lo haría mil veces más.
Los moscos empezaron a atacar en el ocaso mientras tomábamos fotos familiares sobre las mesas de cemento del parque. Caminando de regreso a la casa de la abuela, tomamos fotos en el ocaso y con la Luna. Después me monté en la cajuela del coche de mi tio con los pies colgados para irme así mientras conducía, todos los niños querían hacer lo mismo y hacían un escándalo bárbaro, el cual sólo supe silenciar con un "¡Esperé 19 años para hacer esto, ustedes todavía pueden seguir esperando!" Después, mi primo de 17 años, Yayo, se montó en la cajuela también y los demás niños se quejaron.
Ese día ya era digno de escribirse, pero el suceso que ocurrió a continuación se llevó un rato la alegría de todos para añadirse a la carpeta de sucesos del cumpleaños 66.
El Cavalier azul modelo 99 ("El becerro de oro") de mi abuelo yacía chocado sobre la banqueta con la puerta izquierda hecha pedazos y los vidrios regados por doquier. La llanta derecha delantera totalmente ponchada.
El que chocó el coche de mi abuelo se dio a la fuga, pero los vecinos dieron suficiente información como para que los oficiales municipales encontraran al culpable metiendo su camioneta Suburban al garage de su casa. Era un niño de 16 años, sin permiso para conducir, que había tomando la camioneta de sus padres sin permiso y bajo estado de ebriedad había hecho añicos el tesoro más grande de mi abuelo: su becerro de oro.
La madre del muchacho le dio a su hijo un tremendo cachetadón frente a todo el público. Mi primo Erik de 19, Yayo y yo, nos encargamos de meter a los niños a la casa sintiéndonos ya muy grandes. La familia entera estaba afuera, y los niños agarrados del otro lado de la reja de la casa se veían graciosísimos, y más después de gritar que sus derechos estaban siendo violados al ser encerrados en la casa sin poder ser párticipes del accidente. Lo bueno es que el suceso ocurrió mientras jugábamos fútbol lejos de casa y no mientras comíamos nuestras paletas recargados en el auto...
El proceso de seguro, pago a los oficiales y aminoración de bullicio tomó un buen rato y terminó hasta las 2 AM. El pastel que partimos ese día ameritó un poco menos de atención. Esa vez dormí en la cama con mi abuela, quien sin lugar a dudas, tuvo el cumpleaños más sorpresivo de su existencia.
Al día siguiente, mi abuelo invitó el desayuno. Fuimos a la barbacoa y yo desayuné una gordita de requesón.
Regresé a algunas personas al DF debido a la falta de transporte. Mi tío manejó mi coche, tomamos la autipista México Cuota y juntos cantamos la canción de The Beatles que salía del radio en esos momentos, Let it be.

marzo 24, 2010

"Play me"

28 octubre 2009

"Desde aquí, desde el interior de nuestro primer encuentro, desde aquí, puedo decirte lo mucho que observo, contemplo y admiro de ti. Un cairel negro adorna tu sonrisa, la cual surge como un rayo de sol en la penumbra iluminando su alrededor. Desde aquí, me fascino con tu mirada temporal, en donde podría perderme por años en consecución sin querer ser encontrado. Es ahí donde puedo ver que reside toda tu alegría, quizá, sea por eso que es inmune al tiempo. 
El enigma de tu personalidad me sorprende con más ferecuencia mientras te voy conociendo: tu forma de tratar a los niños, cómo malabareas, y en especial tu corazón. Ese corazón hermoso y curioso que se ha decidido a penetrar mis pensamientos cada momento de cada día de la semana, hasta que por fin se agotan los días desembocando en el clímax de volver a verte. Desde aquí, mi flaca, mi chaparra, mi _____, la de linaje puro, te puedo decir que me has cautivado. Que no puedo mantener mi pensamiento lejos de ti. Esto me lleva a parafrasearte que esta es la única manera que he encontrado de que estés, sin estar, de mantenerte cerca, sin en realidad estar cerca, de recordar tus besos, tersos, interminables, que me rodean y me engullen con pasión y felicidad; ellos, los que me hacen esperar inminentemente nuestro reencuentro, ellos, que sin lugar a dudas se mantienen en mis labios mucho después de haber terminado de besarnos. Y ahora, echando un vistazo a futuro, te tengo que hacer una petición, a la cual sólo hay una posible respuesta. Para conocer lo que te pido, lo único que tienes que hacer es ir a la puerta de tu departamento, ¡y abrirla!"

RCL.

marzo 19, 2010

Tal vez, entonces, quizás.

Miércoles, 23 de septiembre de 2009. 
11:27PM

A:
Hoy dos años. La mitad. Una línea de horizonte a lo lejos. Naranja partida. Frontera por que sí. polos opuestos de un imán. Charco divisor.

Creo que por primera vez me molesta escribirte. Qué más quisiera yo que este impulso tan repentino se fuera; se fuera como tú ya te has ido.
Sin embargo, dejar de escribirte aniquilaría de inmediato la parte pasional dentro de mí. Sería prohibirme y negarme un sentir, que a pesar de odiarlo cada que se presenta, de cierta forma me ha completado a lo largo de estos días, semanas, meses, años.
He rechazado a tantos, porque no eran tú, porque no son tú, porque nunca serán tú. Pero... ni siquiera serás tú. entonces qué tal si me resigno, si me doy por vencida, qué tal si me conformo, si me rindo? Rendirme ante esta distancia. Esta distancia que hoy (y al parecer siempre) ha sido inquebrantable.
Nunca ha existido ni siquiera la esperanza. la he inventado, la he imaginado; imaginado como alguna vez tú imaginaste al ser un hombre que ya no tenía los pies sobre la tierra que pisaba, que ya no se llamaba como lo dictaba su nombre. Ese hombre está muy lejos ya.

Al parecer le escribo a un muerto. Pero, ¿por qué escribirle a un muerto? ¿Para qué escribirle si no me leerá? Porque no lo puedo evitar, porque tal vez no quiero evitarlo. Porque quizás algún día yo muera también y muertos los dos, pueda saberlo.  Porque hoy no recuerdo tu cara, ni tus besos, ni tu olor. Y me gustaban. Porque a veces te extraño.Y no sé hasta cuando habré de morir.

Y es que hoy me duele darme cuenta de que no te amo; tan sólo te necesito. Y es que esto ya no debe ser.  
Septiembre 2009 se veía lejano desde la última vez que te escribí. Ahora pasa lo mismo con el 2010, con el 2011. Siempre tuviste razón, 4 años no son nada. Puede que te escriba de nuevo; puede que para entonces, quizás, ya no espere un morir porque ya no te necesite, porque ya no necesite necesitarte. Porque para entonces quizás prefiera la vida y entonces sí, pueda desprenderte de mis caducos deseos inútiles y no me importe no volverte a ver nunca más. Cuando para entonces, quizás, por fin pueda decirte adiós.
K.

Hoy junto al puerto lo supe.

15 diciembre 2009

El día del puerto estaba en Barcelona, eran alrededor de las 6 d la tarde, me senté en el piso y miré hacia el mar y contemplé el ocaso...pensé tanto tanto tanto... en ese momento supe que estaba enamorada de ti , y pensé que no querría estar con nadie más en ese momento que no fueras tú. eso es lo que supe. Por qué quitar el UNO, pues, te preguntarás..? porque al mismo tiempo supe que quererte tanto no cambiaría nada y que quizás fuese tiempo de cambiar la hoja y seguir escribiendo en el libro de la vida. despertar. Supe que tenía que dejarte ir, y arrancarte de tajo.
No sé cómo, pues, seguir hablándote sin que se me mueva el tapete y la casa entera. no quisiera dejar de hablar contigo, sin embargo al hacerlo sólo fomento el sentimiento. como un círculo vicioso..no sé cómo reparar en ello. En fin, eso es lo que supe aquel día en Barcelona, qué bonito lugar.
Foto original de KP.

marzo 09, 2010

Eterna

Se abre el garage. Estaciono el coche en reversa. Salgo a toda prisa abriendo la puerta estrepitosamente. Te abrazo. Te beso. Qué bien hueles.Quisiera no soltarte, congelarme ahí, así. Subo las escaleras. Te cuento un poco acerca del día mientras lo hago. Abres la puerta. Entro. Olor a un viejo daguerrotipo. La silla en su lugar. El gato maullando. Desfallezco. Te necesito. Nunca te necesité así. Cierras la puerta. Volteo. Mis brazos rodean tu cuello. Me cargas. Te beso más. Me engullo en tus labios. Te muerdo. Eres mío. Seamos uno. Me cargas al cuarto. Oscuridad. Calor. Deseo. Tus cabellos dentro de mis puños. Mi cintura entre tus brazos. Caemos a la cama. Quiero destrozarte. Quiero acabarte. Abarcarte todo. Besar tus lugares más recónditos. Toco tu piel. Muerdo tu labio inferior, tu cuello, tu oreja derecha. Pulso acelerado. Mátame. No puedo más. Es la última vez. Estática. Terremoto. Tsunami. Tus manos toman las mías. Estiras mis brazos por arriba de mi cabeza. Fiera. Quiero romper la cama. Después cogerte sobre cada mueble. Contra la pared. Romper las almohadas. Navegar por tus roces. Fundirme en tu aliento. Péndulos. Sube y bajas. Montaña Rusa. Desabotono tu camisa. No puedo esperar. Mejor la rompo. Y ahí tu pecho. Contra el mío. Dos cuerpos en uno. Como rompezabezas de dos piezas. Temperatura. Necesito aire. Mi piel llueve. Colapsos. No quiero soltarte. Entonces dormirmos sabiendo a sal. Muy de cerca. Esperando prolongar la noche, y hacerla eterna.

febrero 02, 2010

Montes al mar

Sucesos así hacen que el sentido de vivir se multiplique desenfrenadamente.
Qué sabio es vivir de manera responsable. ¿Qué importa lo que dice el de a lado? ¡¿Qué importa?! Timing. Causa y efecto.
Tan delgada es la línea entre lo bueno y lo malo; qué triste es perderla de vista. Lo cierto es que no hay que perderla de vista. Si no, ocurren derrumbes: un instante feliz puede volverse triste en menos tiempo de lo que un aire frío cala un hueso. 
Ahora, aún con huesos calados de tristeza y miedo, tengo fe. Todo va a estar bien.
Después me reiré del pasado (de este presente que hoy tanto detesto) y declararé que entonces nadie ni nada me puede vencer. Porque para entonces habré tirado montes al mar.
Porque voy a estar bien, para siempre.










Extraños

Rociar tu fragancia sobre mi almohada se ha convertido en costumbre. En vicio. Y es que al apagar la luz y abrazarla fuerte, reminiscencias alborotadas inundan mi mente. Para entonces, conciliar el sueño me es fácil. Inhalarte, exhalarte. Cierro los ojos y te abrazo a ti. No sé cuándo habrán de matarme los recuerdos; o al menos, no sé cuando los recuerdos habrán de morir. ¿Están para quedarse? ¿En verdad estamos pausados? Perdí el hilo de la pausa y llegué al fin a velocidad luz. Apenas si recuerdo lo que era reírnos de cualquier cosa, de hacer gestos graciosos y de arreglarnos juntos frente al espejo.
El tiempo simula años sin verte. A veces parece que habernos conocido tan sólo nos ha convertido en extraños. Lo he comprendido a la fuerza... cuando la luz entra por detrás de la ventana y te arranca de mi, despertándome y recordándome que por las mañanas, mi almohada yace en el piso.

enero 13, 2010

Cosas no son casas, ni casas cosas.

Alguna vez alguien me dijo: nunca vas a encontrar a alguien como yo.
Sin embargo, la diferencia radicó tiempo después cuando otros labios dijeron a mis oídos: nunca voy a encontrar a alguien como tú.